sábado, 19 de septiembre de 2015

NIÑOS PEQUEÑOS

Un día cualquiera, la agilidad del cuerpo
comienza a decrecer, a degradarse.
El peso aumenta, las articulaciones
se endurecen, los dolores se hacen
más frecuentes, más constantes.
Sin que uno se dé cuenta, el tiempo pasa.
Un día cualquiera, el cabello se llena
de nieve, los surcos atraviesan el rostro.
Uno escucha el usted en vez del vos,
el señor en vez del muchacho.
¡Cuidado con el señor!
Sin que uno se dé cuenta, el tiempo pasa.
Y de pronto, uno es viejo, demasiado viejo.
Se sienta en una silla a recordar el pasado,
su tiempo es otro, su mundo ha cambiado.
Está quieto, inmóvil, alejado de todo.
¿Por qué a los niños pequeños nos pasan estas cosas?

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